Tu cuerpo esperaba el mío
temblando como un niño,
con un beso ardiente
te derretiste en mis brazos.
En un momento sublime
me dejaste transitar
con mi boca poco a poco
tu figura incandescente.
Yo sujeta a tu regazo
cabalgando sin parar,
tu como fiera salvaje
doblegándose al placer.
Dos almas llegando al cielo
estallando cual volcán,
con las manos aferradas
compartiendo la erupción.
Finalizado el momento,
ya es hora del adiós,
de ese amor clandestino
que cedió ante la pasión.
KARINA.A
VILLA MERCEDES.(SAN LUIS).ARGENTINA
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