Y fuiste dibujando otoños en mi piel,
con tu dedo más ágil. El que indica.
Te gustaba hacer sobre ella garabatos,
de arriba abajo y de abajo hacia arriba.
Allí era la cita de lunas llenas y puntos,
un punto en el centro del cuerpo se perdía,
con el dedo húmedo contorneabas letras,
los nombres quedaron grabados en saliva.
En algunos lugares el de al lado asistía,
dónde querías hacer los trazos gruesos
en lugares recónditos, pícaros se perdían,
lentamente, con sabiduría iban escribiendo,
dibujaban la G de gloria y con ella me iba.
MARÍA
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